Los ordenadores se inventaron para ayudarnos y no al contrario
Cuando los primeros ordenadores hogareños irrumpieron en el mercado, éramos muchos los que creíamos que un ordenador era algo así como una caja mágica, una máquina como las de las películas de ficción, que podía contestar preguntas y hacer la mayoría de las cosas por nosotros. Que podía hacernos la tarea del colegio o contestar el teléfono por sí solo.