Hay un pequeño cambio de planes en la estrategia de Mozilla a la hora de mejorar su software. En lugar de lanzar nuevas versiones del navegador cada pocos meses (es decir, lanzar por ejemplo mañana Firefox 3.6 y dentro de dos meses Firefox 3.7) lanzarán actualizaciones acumulativas hasta la próxima gran revisión de Firefox.
Parece que el desarrollo de la próxima versión de MacOS X (de numeración 10.6 y apellido Snow Leopard) ya ha llegado a su casi final. Y es que algunas fuentes especializadas en Apple apuntan a que la build 10A432 es la definitiva (la llamada Golden Master) y será la que se lance, dicho sea de paso, en unas fechas más próximas de las esperadas en un primer momento (y de las anunciadas en la última WWDC).
Una de las peticiones que hacíamos al equipo de desarrollo de Chromium (el proyecto de código libre del que se nutre el navegador Google Chrome) es la posibilidad de que fuera multiplataforma, es decir, la posibilidad de disfrutar del excelente trabajo que realizan en más sistemas operativos aparte de Windows.
Desde ayer puede descargarse el código de Facebook. La red social se ha convertido en uno de los pilares de la web 2.0 y sus usuarios se cuentan por millones. Por supuesto, sus promotores, esperan que la cifra siga subiendo, por eso no dudaron hace poco más de un año en abrir su plataforma al desarrollo de terceros y ahora ponen el código a disposición de los usuarios esperando que aumenten los desarrollos para Facebook.
Después de casí un año con versiones beta y con casi 1.000 aplicaciones desarrolladas, Adobe ha lanzado oficialmente la versión 1.0 de Air.
Finalmente Apple se rinde a lo inevitable y lanzará un kit de desarrollo para aplicaciones de terceros en sus IPhone e Ipod Touch. Esto (a mi parecer) es un buen paso para la compañía que conseguirá así tener más aplicaciones y todo lo que ello conlleva... mas fama, mas ventas.... mas dinero en resumen.
Cómo influye un buen hosting para el posicionamiento SEO 
Estas son las versiones de Internet Explorer que dejarán de tener soporte 
La guerra contra la publicidad, peor de lo que pensábamos